TALLER DE GÉNERO
OBJETIVOS
· Conocer nuestra realidad como seres
sexuados.
· Percibir la influencia social en la
construcción del género.
· Conocer el vocabulario referido a los
órganos sexuales masculinos y femeninos externos asociado a los entornos sociales
y culturales que se habitan
· Diferenciar sexo y género.
· Empezar a analizar los roles de género y su
carácter discriminatorio.
CONCEPTOS CLAVE
· Identidad
sexual. · Identidad personal. · Identidad de género. · Roles de género.
MARCO GENERAL DE INTERPRETACIÓN
El lenguaje sobre
sexualidad está asociado fundamentalmente a la genitalidad. Contamos con
muchísimas palabras que nombran los genitales masculinos y femeninos. Estas
palabras tienen algunas peculiaridades:
-A veces se mencionan
las zonas genitales recogiendo las palabras utilizadas en medicina y en
biología. En otras ocasiones, la referencia a los genitales se realiza
mediante palabras
cariñosas y muy personales o típicas de determinadas regiones
o localidades, que
sirven sobre todo para los niños y niñas de menor edad.
Pero, como señalan
Concepción Jaramillo y Graciela Hernández en su libro sobre
sexualidad infantil,
estas palabras pueden ser útiles en la infancia; a medida que se va creciendo
se necesitan otros términos que describan que esos genitales han cambiado.
-También ocurre
muchas veces, que se alude a los genitales mediante palabras que además tienen
otras connotaciones como la del insulto, la vulgaridad o ser malsonantes; estas
son palabras muy habituales en el lenguaje cotidiano porque se utilizan para
nombrar, pero también para infravalorar, ofender, expresar sorpresa, expresar
desagrado.
Dentro del lenguaje
peyorativo de lo genital, la descripción de la genitalidad femenina es la que
se lleva la peor parte, porque las palabras usadas para nombrar los genitales
femeninos son también usadas para despreciar o para calificar de manera
despectiva (esto es un coñazo, ponerse histérica, estar con el mes,
estar menopáusica...); mientras que la genitalidad masculina es nombrada
frecuentemente con palabras que también se utilizan para nombrar el poder, algo
bueno, algo
divertido, algo que revela el valor de las personas, etc. (por ejemplo
expresiones como por mis huevos, esto es cojonudo...). El
resultado es un lenguaje que devuelve a las mujeres una imagen sucia e indigna
(despectiva) de su genitalidad y de los procesos a ella asociados. Y que del
mismo modo devuelve
a los hombres la idea
de una genitalidad asociada al ejercicio del poder y de la violencia, que como
ya sabemos son aspectos considerados como valores por una parte de nuestra
sociedad.
La mayor parte de las
referencias a los cuerpos sexuados, tanto de hombres como de mujeres, se hacen
desde un punto de vista androcéntrico; así la palabra falo, además de
referirse al órgano sexual masculino, se identifica como símbolode poder. O
también testículo que es una palabra con la misma raíz que testigo, es
decir, la persona que da fe de algo, cuyo testimonio es fiable (en el
derecho clásico, el discurso de las mujeres tenía una menor representatividad
en la esfera
pública)
En el cuerpo
femenino, vagina significa en latín «vaina para la espada», la palabra
útero, que significa
«cavidad», indica únicamente su función de albergar y clítoris, que
viene del griego, significa «cerrar»; probablemente aludiendo a la situación de
este órgano, encerrado entre los pliegues de la vulva. También he encontrado
que en ocasiones este órgano se ha considerado como un «pene pequeño» o
atrofiado. Las palabras vagina, útero o clítoris tienen originalmente
significados que aluden a lo que esos órganos significan para el hombre,
designando la función que ellos perciben y omitiendo el significado que cada
uno de estos órganos tendría para las mujeres.
Igualmente coito que
en principio alude a «juntar, unir», ha quedado en nuestro vocabulario con el
significado predominante de introducir el pene en la vagina (sin valorar otras
posibilidades de coito) y como expresión máxima de sexualidad (obviando otras
infinitas expresiones).
Los seres humanos nacemos
hombres y mujeres, en consecuencia somos del sexo femenino o del sexo
masculino. Pero nuestra identidad personal no nos viene dado por nacimiento,
sino que se construye en un proceso en el que confluyen distintos elementos: la
biología, la familia, nuestro sexo, nuestra orientación sexual, los roles y
estereotipos sociales, nuestra personalidad..., a lo largo del tiempo y en
continua evolución.
Nuestra sociedad, por
el hecho de haber nacido hombres o mujeres, nos dice que tenemos que ser de una
determinada manera y dedicarnos a unas determinadas cosas y no a otras. El
papel que la sociedad nos otorga por el hecho de haber nacido hombres o mujeres
es lo que se conoce como roles de género. Sin embargo, HAY TANTAS FORMAS DE SER
HOMBRE O MUJER COMO PERSONAS HAY. Y todas son igual de respetables.
EL JUEGO DE LAS PALABRAS
REPRESENTACIÓN SOCIAL DEL CUERPO (LOS
GENITALES EXTERNOS)
Cada
participante, elabora una silueta de un cuerpo de mujer y otro de hombre, lo
pintan y escriben los nombres que reciben las partes del cuerpo de acuerdo a la
región de donde se es oriundo. Realizado el ejercicio, se pone en común la
ficha.
A
continuación se agrupan los nombres si aparecen sinónimos. Después, se pone
delante de cada nombre una P o una T según sea un término popular o técnico.
Se
debate acerca de las siguientes cuestiones:
· ¿Por
qué crees que los órganos sexuales reciben tantos nombres?
· ¿Por
qué crees que se utiliza más el vocabulario popular que el culto para hablar de
sexualidad?
· ¿Te
resulta fácil usar términos vulgares?
· ¿Encuentras
diferencias entre el vocabulario que utilizan los niños y niñas y las personas
adultas?
· ¿Por
qué crees que se utilizan términos peyorativos para nombrar los órganos sexuales sobre todo los de las mujeres?
· ¿Ves
diferencias entre el lenguaje de los chicos y el de las chicas?
DIFERENCIAS
SEXO-GÉNERO
Sobre
el dibujo que ya elaboraron, de hombres
y mujeres desconocidos. Les explicamos
que vamos a imaginarnos que somos escritores y vamos a intentar escribir un relato
con esos dos personajes.
Para
ello necesitamos inventar una identidad para cada uno, por lo que vamos
respondiendo entre todos/as al siguiente cuestionario:
¿Cómo
se llama...?
¿Qué
edad tiene?
¿A qué
se dedica...?
¿Tiene
pareja?
¿Cuáles
son sus aficiones...?
¿Dónde
vive...? (zona urbana/ rural).
¿Tiene
mascota?
Una vez
que tenemos los datos más objetivos vamos otorgando a cada personaje
cualidades, poniendo atención de no otorgárselas por ser un chico o una chica,
sino porque es fulanito y él es así o porque es fulanita y ella es así.
Se
socializan las historias (escritas o no).
A
continuación, explicamos a qué llamamos sexo y a qué llamamos género.
Para
terminar se lee la escena titulada UN MUNDO AL REVÉS. Luego de su lectura, se
inicia un coloquio sobre la misma, centrado en la injusticia que supone que se
imponga a las personas lo que pueden hacer o no o cómo tienen que ser según
sean de uno u otro sexo.
Se complementa este
ejercicio, conversando alrededor de las siguientes preguntas:
1. ¿Qué significa ser
niño? ¿Y ser niña? ¿Cuáles son las características ideales de ambos? Las
características que hemos nombrado, ¿se corresponden con el sexo o con el
género?
2. Si yo hubiera
nacido… del sexo contrario, ¿Cómo imagino que sería mi vida? ¿Cómo estaría
viviendo ahora? ¿Cuáles serían mis preocupaciones, mis deseos?
UN MUNDO AL REVÉS
· Vengo por lo del
anuncio, señora.
· Bien-dice la jefa
de personal-. Siéntese. ¿Cómo se llama
usted?
· Bernardo...
· ¿Señor o señorito?
· Señor.
· Déme su nombre
completo.
· Bernardo Delgado,
señor de Pérez.
· Debo decirle, señor
de Pérez que, actualmente, a nuestra
dirección no le gusta
emplear varones casados. En el
departamento de la
señora Moreno, para el cual nosotros
contratamos al
personal, hay varias personas de baja
por paternidad. Es
legítimo que las parejas jóvenes
deseen tener niños,
nuestra empresa, que fabrica ropa
de bebé, les anima a
tener hijos, pero el absentismo de
los futuros padres y
de los padres jóvenes constituye
un problema para la
marcha de un negocio.
· Lo comprendo,
señora, pero ya tenemos dos niños y
no quiero más.
Además, el señor de Pérez se ruboriza
y habla en voz baja,
tomo la píldora.
· Bien, en ese caso
sigamos. ¿Qué estudios tiene usted?
· Tengo el certificado
escolar y el primer grado de
formación profesional
de administrativo. Me habría
gustado terminar el
bachillerato, pero en mi familia
éramos cuatro y mis
padres dieron prioridad a las chicas,
lo que es muy normal.
Tengo una hermana coronela y
otra mecánica.
· ¿En qué ha
trabajado usted últimamente?
· Básicamente he
hecho sustituciones, ya que me permitía
ocuparme de los niños
mientras eran pequeños.
· ¿Qué profesión
desempeña su esposa?
· Es jefa de obras de
una empresa de construcciones
metálicas. Pero está
estudiando ingeniería, ya que en
un futuro tendrá que
sustituir a su madre, que es la que
creó el negocio.
· Volviendo a usted.
¿Cuáles son sus pretensiones?
· Pues...
· Evidentemente con
un puesto de trabajo como el de su
esposa y con sus
perspectivas de futuro, usted deseará
un sueldo de
complemento. Unos euros para gastos
personales, como todo
varón desea tener, para sus
caprichos, sus
trajes. Le ofrecemos 600 euros para
empezar, una paga
extra y una prima de asiduidad.
Fíjese en este punto,
señor de Pérez, la asiduidad es
absolutamente
indispensable en todos los puestos. Ha
sido necesario que
nuestra directora crease esta prima
para animar al
personal a no faltar por tonterías. Hemos
conseguido disminuir
el absentismo masculino a la mitad;
sin embargo, hay
señores que faltan con el pretexto de
que el niño tose o
que hay una huelga en la escuela.
¿Cuántos años tienen
sus hijos?
· La niña seis y el
niño cuatro. Los dos van a clase y los
recojo por la tarde
cuando salgo del trabajo, antes de
hacer la compra.
· Y si se ponen
enfermos, ¿tiene usted algo previsto?
· Su abuelo puede
cuidarlos. Vive cerca.
· Muy bien, gracias,
señor de Pérez. Ya le comunicaremos
nuestra respuesta
dentro de unos días.
El señor de Pérez
salió de la oficina lleno de esperanza.
La jefa de personal
se fijó en él al marcharse. Tenía las
piernas cortas, la
espalda un poco encorvada y apenas
tenía cabello.
"La señora Moreno detesta los calvos",
recordó la
responsable de la contratación. Y, además, le
había dicho:
"Más bien uno alto, rubio, con buena presencia
y soltero". Y la
señora Moreno será la directora del grupo
el año próximo.
Bernardo Delgado, señor de Pérez, recibió
tres días más tarde
una carta que empezaba diciendo:
"Lamentamos...".
France de Lagarde. LE
MONDE, 28-29 septiembre 1975
(texto recogido por
Enriqueta García y Aguas Vivas Català)
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